jueves, 22 de agosto de 2013

I will love you for a thousand years.

Qué me has echo, le dije sin miedo. Y sin palabras, tan solo con un reflejo de pupilas, supe que mi vida dependía de cuanto brillara su sonrisa. Se me hacía tan raro, después de todo, volver a utilizar la palabra depender, pero era justo la que nuestras manos necesitaban. Aun intento encontrar tu mapa de la felicidad, ya que no me creo que sea yo; bajo todas y cada una de las palabras que le  lanzado al cielo, como si vinieras de allí o como si me llevaras, que más da, cualquiera me vale. Y luego está  tu pelo, tu pelo que se desordena conmigo cuando no hay música, tus labios caramelo, como tus ojos, que ya no eran verdes pero me alimentaban de esperanza igual, igual que lo hacían tus gestos, tu risa; nuestras ganas de más.
Y por pedir, pido que el mundo deje los segundos pausados cada vez que te pienso, que crezca el amor cada  vez que te beso, que siga esto, hasta rodear la vía láctea, y si no, tengo suficiente con que me rodees a mi, mi amor.


I will love you for a thousand more!

lunes, 12 de agosto de 2013

Torturame.

Podrían atarme las manos a los pies, las ideas al suelo, enfrascar al amor para no dejarlo nunca; que jamás, jamás de los jamases iba a decir en voz alta, que aquí, allí y un poco más a mi lado seguías con un hueco por si decidías volver a reflejarte en mis pupilas.

jueves, 8 de agosto de 2013

Me haces sentir viva.

Teníamos las raíces pegadas a las nubes, los besos enganchados entre pestaña y pestaña, la confianza se desbordaba de su cuenco y tu sonrisa, para mi, era el mejor antídoto jamás comercializado.
Escondíamos debajo la almohada todos los sueños que teníamos, no fuera ser, que por soñar despierto se escaparan volando con las alas que les dibujábamos, y es que contigo era tan fácil imaginar..
Olíamos el mañana como si el presente se nos escurriera entre los besos, algunos robados, otros que se pedían en forma de rescate; y luego tu lengua, que narraba poesía en toda mi espalda, tus manos, que trazaban un camino visible a la luz de la magia, tus palabras que se colaban en todas mis notas.
Si sólo tuviera un fin, me decías, sería guardarte en forma de letras en pequeños frascos que viajarían por el mar, buscando científicos, matemáticos, mentalistas, buscado alguien que no creyera en el amor.