jueves, 8 de agosto de 2013

Me haces sentir viva.

Teníamos las raíces pegadas a las nubes, los besos enganchados entre pestaña y pestaña, la confianza se desbordaba de su cuenco y tu sonrisa, para mi, era el mejor antídoto jamás comercializado.
Escondíamos debajo la almohada todos los sueños que teníamos, no fuera ser, que por soñar despierto se escaparan volando con las alas que les dibujábamos, y es que contigo era tan fácil imaginar..
Olíamos el mañana como si el presente se nos escurriera entre los besos, algunos robados, otros que se pedían en forma de rescate; y luego tu lengua, que narraba poesía en toda mi espalda, tus manos, que trazaban un camino visible a la luz de la magia, tus palabras que se colaban en todas mis notas.
Si sólo tuviera un fin, me decías, sería guardarte en forma de letras en pequeños frascos que viajarían por el mar, buscando científicos, matemáticos, mentalistas, buscado alguien que no creyera en el amor.

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