jueves, 11 de febrero de 2016

¡BOOOM!

Hay trenes que no admiten pasajeros, que van a marchas forzadas, temerosas. Trenes que no quieren parar en ningún andén que no les ofrezca un rato de lujuria sin compromiso, unas paradas de risas mezcladas con caricias, con recuerdos quizás, o no. Los vagones ya están demasiado llenos de estos.
Los billetes son de ida y vuelta, nunca nadie se queda más de lo que a estas vías les apetece.  Y es justo cuando uno empieza a sentirse cómodo entre todas sus habitaciones, cuando empieza a encontrar puertas aún cerradas, que el tren se detiene, se frena en seco como un aviso de aquello que no debes, que  no puedes, que dolerá. Las puertas están abiertas a todo aquel que pueda pagar el peaje, el olvido y tener las fuerzas necesarias para no aferrarse demasiado a todo lo que esas ruedas cargan. Puede que sea eso, un tren de carga. Alguien que no está destinado a tener un viaje fácil, que le gusta tanto lo complicado que se le han oxidado las marchas.

No me quedo. Anticipaste mi huida, como siempre, como si ya supieras que no iba a permanecer demasiado tiempo, lo justo para reabrirte un poco las heridas y verter veneno en ellas. Pero que se le va a hacer; hay trenes que simplemente nos recuerdan que algo fue real y...... ¡BOOOM!

3 comentarios:

  1. https://www.youtube.com/watch?v=A_EFg5QV86A

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  2. Debe ser la primera vez que pretendo escribir algo en este maravilloso blog y lo hago en forma de comentario, llamémoslo no compartir la contraseña.
    Si tuviera que elegir el título tal vez le pusiera Etapas, así de claro, así de simple y así de conciso, como nos gusta.

    Supongo que como en todo, la vida son etapas a quemar; capítulos a escribir, textos a comentar, canciones que escuchar. Supongo que hay etapas que ya he quemado y que tú quemas ahora, las etapas, claro. Supongo que te entiendo, porque he pasado por lo mismo, supongo que me entenderás mejor cuando estés en la que yo ahora.
    Supongo que sabía que no iba a tardar mucho en irme del andén, porque ya suponía que no ibas a tardar mucho en pasar dejando las vías al rojo vivo, siendo eso lo único tangible de tu tren, tu estela.
    Supongo que tiempo atrás hubiera pagado lo que fuere por el billete de ida, por poner todo en juego a sabiendas de lo maltrecho que saldría, pero soy incapaz de no aferrarme a nada si me subo, de la misma forma que tu eres incapaz de subirte a este tren, supongo que prefieres probar las incomodidades de las butacas de muchos vagones a la comodidad de uno sólo. Supongo que no hay billete de vuelta que valga contigo, nunca me dejas en el mismo punto donde me subí anteriormente.
    Supongo que me gusta lo complicado tanto como a ti, que soy más hijo de Afrodita que de Cupido, pero que duermo más feliz en los brazos del último. Supongo que lo nuestro siempre fue complicado, y de no serlo, nosotros lo complicábamos, pero hay momentos en los que necesitas algo más de simplicidad, momentos en los que esa complicación solo va a doler.
    Supongo que veneno es tu segundo nombre, y quien lo niega es porque aún no te conoce bien jajajaja era imposible mantenerse serio en esta frase, lo siento.
    Supongo que conoces de mi ironía como poca gente, así que solo espero que te hagas sabedora de ella e interpretes bien cuanto digo.
    Supongo que podría acabar el comentario, que no texto o publicación, diciéndote un hasta siempre, o hasta nunca, pero conociéndome, conociéndonos, conociéndote, o lo que creía conocer de ti o verte "capaz de", sé que no es más que un hasta luego, un hasta pronto, supongo que siempre fue eso y supongo que no cambiará.
    Así que dejando de suponer tanto, permíteme que te diga que no hay más trenes que pasen solo una vez en la vida que aquellos que dejamos pasar una y otra vez, tal vez todo resida en cambiar el punto de vista.
    Ahora sí, gracias por reabrir heridas y recordarme lo mucho que puedo sentir, no porque haya caído en ese gran abismo lleno de sentimientos y profundidad, sino por acercarme al borde del precipicio para contemplarlo.


    Hasta pronto, aguilucha.

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  3. PS. Te espero a la misma hora en el sueño de siempre, no llegues tarde, estaré donde de costumbre, a la luz de la Luna.

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