Ayer volvió a llover sobre mojado y sin embargo no vi caer ni una gota sobre el asfalto. Y digo "volvió" porque es lo que siempre pasa con nuestra lluvia, que permanece, se mantiene flotante en el ambiente y justo cuando menos te lo esperas, cae. Ahora ya no moja, ni siquiera se siente húmeda sobre las pestañas que un día te lloraron tantas noches. Ahora ya no quema, como lo hacía la boca de mi estómago al no saber nada de ti.
Será que la luna ya no es tan grande como antes. Será que ha perdido brillo, fuerza o una de las eternidades que nos prometimos.