sábado, 4 de octubre de 2014

Me cuesta tanto estar sin ti..

Te diría que ayer fue una bonita casualidad encontrarte, pero lo cierto es que no fue casualidad. Cronometré todos y cada unos de los segundos hasta verte subir por esas escaleras, despeinado y con una mochila en el hombro llena de promesas que dejé de cumplir. Mirarte fue mojar las heridas de mi piel en placebo, tu voz rota me cosía el alma y tus manos, tus manos seguían dándome calor, como si yo jamás las hubiera condenado al frío del invierno. La paz se coló en todos los poros de mi piel y quise, aunque sólo fuera un sueño, alargar ese trayecto días, meses, años incluso. Quise derramar todos los miedos que guardo, llorar escondida en tu hombro y abrazarte como si no hubiera mejor bote salvavidas en esta marea. 
Recuerdo tus labios, tus pestañas húmedas, tus dedos enlazados a los míos y siento que te me has escurrido de nuevo, siento nudos en la garganta que sólo se suavizarían con tus besos, siento la peor de las fobias al saber que ya no estás... Lo siento todo menos a ti a mi lado. 
Me gustaría tener el valor de mirarte, de ir a buscarte y decirte, aunque fuera sin palabras, que no me olvidaras, que no me odiaras por hacerte tanto daño, que me perdonaras, que no me dejaras aquí, sin ti... Que yo no puedo estar sin ti, por más que lo intente no puedo desearte lo mejor con alguien que no sea yo, no puedo evitar necesitar tus abrazos más de la cuenta, no quiero verme reflejada en las pupilas de otro ni besar más labios que no empiecen por tu inicial y terminen por la mía. 

No pretendo que con esto me perdones. Me dijiste que cuando te necesitara te avisara, y esta es mi manera de pedirte que me quieras, aunque sólo sean unos minutos al día, que pienses en mi..








lunes, 1 de septiembre de 2014

Letras de contraataque

No he vuelto, no he aparecido de nuevo pidiendo a gritos o en silencio pidiendo tu cariño. No he buscado tu amor en las esquinas de esta habitación. No te he amarrado a mi cintura haciéndote preso de mi y mis miedos. No entiendo tu voz ni lo que quiere.

jueves, 21 de agosto de 2014

Goodbye my lover, goodbye my friend.


Y que si pudiera elegir de nuevo no dudaría, ni un segundo, en repetir nuestra historia una y otra vez, hasta saberme los puntos, las comas y las tildes de memoria. Te prometo que no me arrepiento de nada. De ninguno de los surcos en las sábanas, de las películas, las canciones, las risas.. No me arrepiento de haberte tenido entre mis brazos este tiempo, ni de que tu me lo concedieras. Gracias por haberme dado la mano cuando no la encontraba, por abrazarme aunque la tormenta fuera más fuerte que la calma, por haber crecido a mi lado y haberme hecho ver que todo tiene solución. No voy a olvidarte, no quiero hacerlo. No pienso dejar de acordarme de como sonaba tu voz, tu risa y tus te quiero al teléfono. No podría negarme a mi, ni a nadie, que fuiste la mejor persona que he tenido al lado; la que, aparte de ser mi novio, era mi amigo, mi amante, mi consejero o simplemente, el que escuchaba cuando necesitaba hablar.

No voy a dejar de quererte nunca, jamás de los jamases.


"And as you move on, remember me,
remember us and all we use to be."

jueves, 15 de mayo de 2014

Saffron

Sé que me les. Sé que aún después de tanto tiempo, de tantas palabras rotas que dolían como bofetadas, de tantos medios abrazos y adioses, que al fin y al cabo eran hasta luegos; me les. Hoy te escribo desde una parte de mi que no conocía, desde una parte llena de recuerdos, de momentos, de lirios y lavanda. Hoy escribo desde la parte sincera de mi alma, la que tu, aún con mucho dolor de por medio, conociste mejor que nadie.

Pues verás, recuerdo una vez que hablamos de amor, una de tantas. Tú me contabas que un día, un día cualquiera, te levantaste y no sentiste nada. Nada. Ni dolor, ni rabia, ni amor, nada. Entonces, a partir de ese instante fuiste capaz de mirarla a los ojos y perdonarla. Pues me toca perdonarte y contigo, perdonarme a mi, algo que no hacía desde hace meses. Tengo que reconocerte que me ha costado mucho no sentir frío, no esperarte cada noche en vela, no sentir miedo a que no volvieras, pero ya hace tiempo, que te recuerdo, porque jamás podré dejar de hacerlo, y siento alivio, paz, cariño incondicional por la persona que me amó, y a la que amé durante tanto tiempo, y ta fuertemente.

Hoy te escribo, desde la parte que más te quiere. He dejado a un lado el rencor, los malos momentos que me sumieron en un intenso miedo sin luz. He dejado todo lo que me hería de ti y te doy las gracias. Las gracias por primera vez desde que me siento capaz de mirarte y no romperme en mil pedazos. Te doy las gracias por enseñarme cuando aún era una niña, he crecido sabes? Te doy las gracias por hacerme ver que puedo estar por encima de cualquiera si lo pretendo, que los sueños están para cumplirlos y no para mirarlos desde el altar de lo imposible. Te doy las gracias por hacerme duro el camino y abrazarme en momentos que ni yo lo hubiera hecho. Es cierto que me descolocabas y que, en demasiadas ocasiones, te hubiera mandado al infierno, pero así eramos tu y yo, y te lo agradezco como nunca.

Ahora, alguien me ha dado una segunda oportunidad. Sabes, él me acogió como una huérfana entre sus brazos, me beso todos los puntos cardinales, me abrió las alas y me quitó el miedo a las altura; volví a volar. Hace meses que me veo incapaz de encontrar en otros ojos lo que los suyos me dan, y eso, es gracias a ti. A ti, que fuiste el primero y el único en enseñarme que uno, siempre, siempre, depende del otro. Que hoy por ti, y mañana por mi. Que no debes dudar nunca de ti, que nadie será capaz de darte lo que tu darás.

Por ti, por todos esos días que empezaban en 13, por todas esas palabras que siempre quise decirte. Por todo ese miedo que sentí, miles de veces, cuando te veía marchar. Te perdono. Perdono que me miraras con odio cuando yo, como una niña, buscaba el abrazo fácil. Perdono que me trataras con dureza el final de los domingos, que me clavaras mis palabras entre semana. Te perdono ciegamente así, como te quise.

Por último quiero contarte algo. Desde que todo lo que teníamos entre manos se nos escurrió, no he vuelto a tomar el camino fácil. He luchado cada segundo de mi existencia por lo que quiero, no he dado nada por perdido, he derretido esa barrera que me oprimía y tú deberías hacer lo mismo. Te conozco, las personas no cambian si no hay dolor de por medio, y tú eras una herida andante, una brecha mal sanada, un reclamo de un abrazo. Eras el miedo personificado y la dulzura de lo que puede ser un futuro. Te parecerá igual de extraño de lo que me lo está pareciendo a mi. Yo, un pequeño león dándote un consejo. Protege lo que hay a tu alrededor, envuélvelo en abrazos, los mismo que tu deseaste cada mañana. Prioriza, perdona, alza la voz pero no los descuides, no dejes que el destino, que tu alrededor te convierta en algo, en alguien, que no quieres ser. Debes desobedecer al ejemplo, acunar al que va por debajo de ti, coger el mando de hermano mayor, sólo ese, y sumirte en él como si la vida te fuera en juego. No permitas que  la oscuridad que sentiste se propague. Sólo así, sanarás, vivirás y serás feliz.

Te deseo todo lo mejor, porque querido barman, te lo mereces!

Ps. Me gusta el café, he crecido, soy rubia natural, estoy haciendo biologia y mates del científico para meterme en psicología. Estoy queriendo menos pero mucho mejor. Ya no me da miedo la oscuridad pero siguen dándomelo las arañas. Ayer gané un premio al segundo mejor tr de Catalunya. Siguen en cantándome los tacones  y fumarme un cigarro en las fiestas. Sigo siendo demasiado imperfecta, pero estoy orgulloso de ello.


martes, 6 de mayo de 2014

Treblinka en mi alma..

Hacía demasiado tiempo que no me encontraba aquí, de nuevo, escribiendo sobre dolor. Creo que había conseguido no acordarme de todas esas palabras que mantenían mis heridas al rojo vivo, abiertas y supurantes, aunque ya llevaran años intentando sanar, de cualquier modo.
Lo había intentado todo menos perdonarle. Todo, menos entenderme. Todo, todo es lo que dicen los cobardes. Me encuentro de nuevo aquí, escribiendo sobre como encontrar sedantes para el olvido, para la realidad que me rodea, para la realidad en la que vivo desde que tu me mutilaste, desde que tu, sin piedad, sin escrúpulos, me privaste de lo único que quería, de lo único que era imposible tener a tu alrededor; un momento de paz. Un momento en el que sentarte y ver el mundo sin filtros, sin nada más que una mirada clara, sin miedo a equivocarse o incluso consciente de que lo haría al terminar de escribir. Me has roto, entera, en cien mil pedazos. Me has desgarrado con tu manera de mirarme, hundiéndome, haciéndome pequeña, lo justo, lo necesario, para encerrarme en tu prisión personal, en la habitación de las torturas donde nadie, por mejor corazón que tenga, aunque parcheado, puede escapar.

Cómo alguien a kilómetros puede perforarte el alma? Cómo puede una persona, muda tras el teléfono, falta de brazos para escribir cartas, falta de amor para dar; dolerte así, de esta manera tan mortífera, tan dañina?
Cómo yo, que siempre he creído en mi fría barrera contra la tristeza, empiezo a notar el calor, el deshacerse del hielo y así, un dolor punzante en el alma?

Recuerdo, de hecho, siempre lo hago. Intento recordar algo, algo que me aferre a que esto, esto no es real. Algo que me diga que 5 minutos sonará el despertador. Algo, por pequeño que sea, pero algo. Algo que me mire y me pida perdón, algo que me abrace fundiendome del todo, dejándome desnuda, sin nada que esconder, sin ningún sentimiento que retraer. Alguien que nos de una oportunidad de empezar, porque ese el problema, tu y yo jamás empezamos, jamás nos miramos y nos contamos lo que nos gustaba y lo que no. Te gustaba el azúcar en el café? Te gustaba el café? Los granos de la arena en la piel? La brisa fría del invierno inherente en el corazón? Te gustaba el dolor tan poco como a mi? Si es así porque jamás me sentaste en tu regazo enseñándome a vivir, abriéndome las alas para volar a tu alrededor, por que sabes, yo hubiera sido para ti como un satélite en la luna, alguien que observa todos tus movimientos para guardarlos en una cajita, abrirla, de vez en cuando, y aprender, aprender de ti.

No me dejaste ser, lo que por sangre, debería haber sido. No me dejaste nada más que una pena rota en el alma, que un vacío que lo inundaba todo, hasta la sonrisa que tu me quitaste. Y hoy te escribo, porque deberías saber que aquí, a muchos kilómetros de distancia, aunque sea hoy y ahora la única vez que lo reconozco, hay alguien, alguien a quien ya le has robado demasiados días, alguien a quien ya has pisoteado con unas suelas llenas de barro demasiadas veces, alguien que alza la bandera blanca, que se rinde, que se rinde y cede sin más porque sabe, que esto ya no tiene arreglo, ya no tiene principio, ya no me tiene a mi.

jueves, 20 de febrero de 2014

Las palabras con cuentagotas como los miedos.

Si no existieras, te inventaría, debajo de mis sábanas o pegado a mis muñecas. Si fuera valiente, si no me diera miedo perderte algún día me iría lejos, quizá a Madrid, pero estoy perdidamente, y no quiero encontrarme, enamorada de ti; de tus mensajes de buenos días que se vuelven mi profecía, de tus risas cálidas y de los abrazos que me dejan sin respiración, y cuantos querrían haber sido ahogados de amor.
Ahora el norte a perdido un poco de cordura y la ha ganado, como si no la tuviera, el sur. Ahora que deambulas por mis noches, que te cuelas en mis sueños y me esperas en vigilia querría recordarte que aquí, no tan lejos de ti y lo que somos tu y yo, se encuentran unos labios que están pidiendo, muy bajito, sólo para que tu lo oigas, ser besados.