sábado, 24 de octubre de 2015

Hay pecados compartidos.

Hay contratos que no se escriben en hojas, que se firman con miradas y se sellan entre caricias. Nadie puede avalar la calidad de este, ni si quiera el tiempo que estará vigente; pero que más da, para eso están. Para poder perder la cuenta de el día en que decidiste tirarte a la piscina, así, tal cual, con las manos en el bolsillo y el corazón en un puño. No se qué va a ser de mi ni de todos esos miedos que he alimentado a consciencia, dónde voy a dejarlos si no es bajo tu ombligo; y no es que quiera desviarme del tema pero... que cintura. Creo que mi mente nunca había viajado tantas veces a unos labios húmedos, fríos y gruesos. Mis piernas sólo sabían bailar el compás de tus caderas, al ritmo de tus quejidos y de todos aquellos poros que se habían quedado demasiado abiertos como para producir sensación alguna. Lo cierto es que me matan las ganas de explotarte mi deseo en la boca, que me muerdas todos los puntos cardinales dejándome aturdida y desorientada en tu cama, que me ates las premisas al cabezal de las torturas. Y aunque sólo sea una noche, mejor que lo hagamos con la luz de la mesita encendida para vernos el infinito en las pupilas, las galaxias en los pezones y toda la vida que lleva el agua entre mi humedad.



miércoles, 14 de octubre de 2015

Selaimut.


El café de ayer me supo a miedo diluido. Entre los sorbos se colaba la esperanza que quedaba amarrada en mis dientes bañados por lo que un día fueron tus labios. Verte ahí, bajo el paraguas mirando el reloj, cronometrándome por si había sido demasiado impuntual hizo que se me erizaran todos los poros y dejara de respirar por una centésima de segundo.
Tus ojos parecían mirarme con una plegaría de  clemencia que yo evitaba para no sentirme tan culpable. ¿Dónde quedó todo eso?¿Dónde quedaron las ganas locas de hacernos el amor sobre la mesa tras tirar todos los sobres de azúcar?¿Dónde decidí alojar mi valentía y tus te quiero?¿En que momento le abrimos la puerta al miedo y le dejamos pasar sin hora de vuelta?
Es cierto que cuanto más te pienso, más punzante es el latido de mi corazón, más notables son los "y si" que se clavan en mi garganta como disculpas amontonadas en mi lengua. Cuanto más te veo, más difícil es saber si volví a hacer lo correcto, si podría haber evitado las lágrimas que surcaron tus mejillas por las noches, si no hubiera sido mejor una alianza entre las sábanas...

Alguien me dijo una vez que el dolor es el precio a pagar por estar vivos, por haber sentido una sobredosis de felicidad en vena, por haber amado incondicionalmente, por haber navegado en mares revueltos de quejas y deseos. Lo cierto es que cuando te miro una parte de mi se arrodilla pidiendo un abrazo que me recuerde porqué tú y porqué yo; porqué no mejor dos motas flotando, fluyendo ante la inmensidad que les rodea. Pero luego  me veo bailando en tu cintura, escalando sobre tu espalda, recorriendo caminos aún vírgenes y siento que no puedo arrepentirme de nada. Pues tu me has hecho ser quien soy ahora, otra luz en busca de la aurora.

Pd. A una persona especial.