Y con esto sólo quiero decirte que me tienes consumida cual bidón sin gasolina, que los recuerdos que se acuestan a mi lado cada noche sólo hacen que latigarme con lo que podrían ser tus besos, tan venenosos, tan necesarios. Y es que me tienes agonizando, deseando que el tiempo se escurra entre las manecillas del reloj, que pasen años, vidas; pero pásalos conmigo mientras nos reímos de aquel tiempo en que jugamos a reconocernos en otros labios.
Maldita costumbre la mía de darme cuenta de las cosas demasiado tarde, de esperar a que alguien te diga que yo digo que a lo mejor si decides volver voy a bailar un tango sobre la cordura que me mantiene. Y es que después de haber perdido la brújula que me guiaba hasta tu sur sólo me queda encender una hoguera cerca de tu cintura y esperar que el humo te avise de que sigo aquí, justo en el mismo sitio donde decidí volar sin tus alas; y que poca altura alcanzo... Estaba tan acostumbrada a perderte que el día que me vi sin ti no supe donde debía ir, cual era el camino hacía tus labios, ni el atajo hasta tus besos; y no sabes lo que pagaría por un mapa de tus costillas.
Cuentan las leyendas de los siete mares que el mismísimo Barba Roja cedió su pata de palo por verte una noche más bajo su cama; y yo, que no tengo nada más que letras desordenadas y las uñas enloquecidas de tanto mordérmelas espero lo imposible, espero al destino y el momento en el que, sin querer evitarlo, tus y ojos y los míos vuelvan a mirar en la misma dirección, camino a la eternidad, a lo infinito; donde sea pero contigo.
Y losé, se que ahora no es el momento, pero es que nunca he visto a nadie brilla con tanta luz; eres el deseo de todas las estrellas fugaces en una noche de verano, la osa menor de la via lactea, mi pozo de torturas preferido y el pecado que cometería cada noche antes de irme a dormir.
¿Víctima?
ResponderEliminarRecuerda..."Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte. Como el guante izquierdo enamorado de la mano derecha."
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