Necesitaba escribir más que nada en el mundo, ella llevaba una semana de agobio intenso y días interminables de estrés, noches sin dormir y una nube mental, pero todo esto había sido recompensado.
Había estado esperando ese día con locura, había contado las horas, los minutos, incluso los segundos. Había creado teorías, preguntas y respuestas, diálogos imaginarios. Ella había soñado con eso des de hacía tiempo, 3 semanas, 4 semanas, 1 mes? No lo sabía bien pero tenía la certeza de que todo el tiempo de espera había valido la pena.
Ella agobiaba a sus amigas obligando les a dar vueltas interminables, las mataba a sustos y las embestía a abrazos cuando algo bueno relacionado con ese tema había pasado. Estaba nerviosa y practicaba un saludo con su amiga, uno que no fuera demasiado cordial, pero tampoco muy excesivo, uno cálido pero que marcara territorio. Al final, como siempre los nervios la traicionaban y terminaba improvisando.
La estancia allí fue mágica, al menos para ella. Me ha contado que el rojo no bajo en ningún momento de sus mejillas y que era imposible borrarle la sonrisa que tenía.
Me ha contado que no se da por vencida y que sabe que lo conseguirá, ya que si algo se propone, algo se consigue... Me ha contado que tiene ganas de volver a sentirse así, que hacía tiempo que no se sentía igual y que le quiere, que le quiere con locura.
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