Como un puzle, dos piezas que encajan a la perfección, dos engranajes destinados a rodar juntos, dos manos unidas, tu y yo. Cuando tú saliva es la mía, cuando se confunden nuestros suspiros, cuando rozas el éxtasis…
Cuando deseas detener el tiempo en ese justo momento, cuando odias las despedidas y cuentas los días para verle.
Cuando decides jugar a este juego de querer, ya no hay marcha atrás, sin quererlo quedas prendado de él, convirtiéndote así, en un jugador compulsivo.
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