El problema es que desde hace ya tres semanas tengo una media de un ataque de ansiedad cada dos días, duermo tres horas por noche y te pienso las 21 restantes. Ojalá exagerara, ojalá no fuera cierto, pero he dejado de tener control sobre mi cuerpo cuando se trata de ti, de nosotros. La incertidumbre de tus sentimientos hacia mi hace que me levante cada mañana con un nudo en la garganta, coma demasiado poco y me cueste respirar, incluso al hablar. Sólo me siento mejor al llorar o al hablar contigo, y ya que esto último no parece ser factible, sólo me queda llorar.
Sé que me entiendes, por eso una parte de mi no se hace a la idea de porqué no te arriesgas, aunque sea sólo un día. Otra parte de mi ser esta muy enfadada, y si te tuviera delante te abofetearía la mejilla para que te dieras cuenta de que esto es real, de que no te miento. Pero luego tengo una parte demasiado grande que te ama incondicionalmente y se derretiría en menos de un segundo si le dijeras "V". Tengo un caos de sentimientos, pero no pretendo esconderlos. Me he dado cuenta que no sirve de nada intentar controlarlos. Ojalá me dejaras mostrártelos, ojalá te dejaras sentirlos.
Te querré muchísimo, siempre. Y aunque no me gusta que suene a despedida, aunque me gustaría que esto sólo fuera un espacio en el tiempo de nuestro infinito; se que lo mejor es guardar ese 0'5% de esperanzas del que te he hablado antes, por si vuelves, hacerlo crecer juntos hasta romper el límite de los porcentages.
Eres la persona más especial que conozco, espero que vuelvas a ser "mi" persona especial algun día.
Eternamente tuya;
Marina.
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