domingo, 5 de febrero de 2012

(no hay más que decir...)



Hay momentos que no los cambiaría por nada, como cuando meto mi mano bajo la almohada y me encuentro tus palabras, como cuando me prometes que no habrán semanas como estas, que lucharás para hacerlas mejor cada día, para que no se repitan, y yo, sólo puedo decirte, que no lucharás solo.  

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