Miento, y se me da bien. Hasta hoy, no había tenido la necesidad de hacerlo, o de volverlo hacer, pero ya veo que el tiempo deteriora las cosas, y yo, vuelvo a lo que era, a lo que no he dejado de ser, una perfecta mentirosa.
Digo lo que queréis escuchar y así estáis todos contentos, os regalo los oídos, como si os echara de menos, como si ya no pudiera vivir sin vosotros, y entonces, miento de nuevo.
Dejo que os creáis que lleváis la razón en todo mientras yo, por otra parte, pienso en el negro de tu blanco y ya ves, no tengo intención de cambiar, no hasta que yo no veo reacciones.
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