La gente se acostumbra demasiado rápido a lo bueno y yo, no he sido una excepción.
Puede que me haya acostumbrado demasiado rápido a ver tu sonrisa las 24 horas del día y saberme de memoria la forma de tus labios. Puede que sin querer me haya prendado de tu aroma y de que tú, sólo tú, hayas conseguido hacer de un hábito tan simple como lavarse los dientes un juego. Puede que me gustara demasiado eso de que me hicieras suspirar y estremecer. Puede que me estuviera aficionando a los silencios que escondían grandes palabras y a las charlas que guardaban grandes consejos. Puede que hoy no quisiera verte partir con una maleta en cada mano y saber que a partir de ahora todo volvería a depender de horarios y vías de tren.
Puede que ahora me este muriendo por no haber aprovechado lo suficiente todos y cada uno de los momentos que me has dejado compartir contigo. Puede que me gustara descargar adrenalina contigo, que me gustara verte feliz, que me gustara sentirme protegida entre tus brazos. Puede que en mis momentos de debilidad siguiera sin expresarme bien, que hubiera necesitado un papel y un lápiz para ponerte todo lo que sentía y aun así, tan sólo hubiera podido escribir un sincero te quiero.
Puede que necesite tiempo para girar la tortilla y creerme que estoy por encima de todos pero estoy segura, que tú me vas a esperar y a ayudar.
Puede que ya no me apetezca dormir en mi cama, puede que necesite sentarme a almorzar a tu lado, verte despeinado y acariciarte la mejilla. Puede que eche de menos los momentos en los que me hacías reír como una niña y los momentos en los que me has hecho sentir tu mujer. Puede que me gustara verte asustado, puede que sintiera que el corazón se quebraba al escuchar lo que esperabas de mí. Puede que te quiera demasiado y esta sea mi realidad.
Puede que ahora mismo al recordar sonría y me emocione, puede que necesite una sobrecarga de tu presencia.
Y es que tienen toda la razón, la gente se acostumbra demasiado rápido a lo bueno, al igual que yo me he acostumbrado demasiado rápido a ti!
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