Que la distancia se me clavaba en el pecho como todas las tildes sueltas de tus palabras esdrújulas, como las espinas mal forjadas de las rosas de coral, los fragmentos resquebrajados de esas copas con las que un día brindamos, como los besos perdidos por las horas mal repartidas...
Cuéntale a los días, que ellos se te hacen demasiado largos en mi ausencia, que tu corazón ya no late con la misma intensidad que latió ayer, y que, ellos, acompañados del tiempo, son los causantes de todo esto.
Cuéntales que sin querer, me has roto todos los esquemas que tenía sobre esto, que aun no se bien bien como llamarlo. Amor, dependencia, confianza, vida...
Diles, remarcarles, que en el fondo te da un poco igual, y que tu y yo sabemos que por mucho que se entrometan en nuestra larga e indefinida historia, no van a jugar un mal papel en ella.
Así que mírales y diles que me quieres y que por mucho que estén presentes, nada, absolutamente nada va a cambiar nuestras ganas de latir juntos.
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