El viaje fue más largo que de costumbre, cuanto más se acercaba al lugar pactado más lento pasaba el tiempo. Sentía un nudo en la boca del estomago, como cuando anhelas algo con mucha fuerza y sabes que en escasos minutos rozarás su piel, y le vio, y su corazón empezó a latir de una manera casi extraña.
El simple contacto con su mirada la llenaba de vida, el poder volver a sentir de nuevo sus brazos estrechándola la volvía completamente e irrevocablemente suya y sus besos, sus besos, esos que había echado tanto de menos la enamoraban cada vez más.
Ha quedado comprobado, las almas separadas por el tiempo necesitan estar cerca, y cuando lo están, resulta casi imposible volver a hacerlo.
La vuelta fue un poco más efímera, su cabeza pensaba en lo mucho que le necesitaba, aquí y ahora, pero se contentaba pensando que no tardaría en volver a verle, en volver a sentirle cerca.
Lo que más le gustaba era que ya no tardaría 4 días para volver a escuchar un te quiero de su dulce boca!
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