Y sin darme cuenta le
estaba pidiendo de nuevo que me rescatara, que me dejara agarrarme a él como un clavo ardiente, que me dijera hacia donde tenia que mirar para ver la luz. Sin darme cuenta volvía a ahogarme entre pensamientos,
a caer en el río, ha dejar de ser esa gotita que lo ve todo des de fuera,
pero ahí estaba su voz, otra vez, guiándome y señalándome el norte. Siempre hay una luz, búscala en alguien si crees que la tuya se ha fundido, aférrate a ese alguien hasta que veas que no se había apagado, que seguía ahí, pero que por tonterías no la veías.
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