Yo, que siempre he tenido las riendas de la vida por las manos, o al menos eso creía, estoy notando como todo me pesa demasiado, como una pluma se convierte en una pequeña pieza de plomo.
Supongo que esto es una época, que empieza y termina, como todas las demás. Y odio ser impaciente porque no me gusta esto de esperar.
El corazón se vuelve intangible por momentos, casi transparente, necesita vida, risas de esas que lleva días sin sentir, y no sé como va esto de sentirse indiferente, así que vuelve ya por que necesito mi otra mitad.
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