domingo, 2 de octubre de 2011

Sólo la luz del sol fue testigo de como me marcaste!

Y sabes que sí, que me has llevado al éxtasis, que e rozado el cielo con mis alas y que no hubiera bajado nunca. Que le e gritado al placer que se ha apoderado de mi, que mi cuerpo ya no respondía, tan solo jugaba a quemarte, a quemarme, a quemarnos. 
Y me sentí tan fuera de mi, que me asusté y sólo tu risa me calmo. Y que hoy no tengo ganas de escribirte lo mucho que te quiero, supongo que lo único que quiero que sepas, es que me gustas despeinado, con esa cara que sólo yo puedo ver, y me gusta cuando me miras y cuando me prometes que jamás habías podido hacerlo. Y me gusta oírte suspirar y hacerte ver que no pasa nada. 


Y sabes qué? Que mi cuerpo se imanta con el tuyo al simple contacto y resulta casi imposible separar estas dos cargas eléctricas.

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