Mirar hacía el frente y sólo ver un par de pupilar verdes cegadas por la luz de la mesita de noche, unos labios que me hablan, que me narran cuentos con principio pero sin fin.
Respirar de tu aire como si fuera lo único para sobrevivir, ahogarme en tus susurros y darte mi vida a cambio de dos eternidades a tu lado.
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