Ya me empieza a costar pronunciar mi nombre si no va ligado al tuyo. Mirar y no ver esa clavícula que muchas veces me hace de almohada, escuchar miles de voces pero no reconocer la tuya, es casi suicida. Pero ves, un día cualquiera como
hoy, cojo un libro y leo, sin querer, el reverso:
"Quiero que seas mi mejor amiga, no sólo mi amante. Quiero alguien que lo de todo por mi, ya que yo lo daré todo por ti!"
Intento colarme en tus sueños de día y decirte muy flojito, con una voz que casi es silencio, que te quiero, que te quiero y que te vuelvo a querer.
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