Cuando la única distancia que nos separa, son los suspiros de tu boca, cuando el corazón empieza a ser una pequeña cárcel para aquello que siento y comienza a agrietarse, poco a poco, para poder gritar y dejar salir lo mucho que te quiero, cuando veo brotar pequeñas perlas de tus ojos y caer por tus mejillas, algo, dentro de mi, me dice que necesito una vida, dos eternidades, todo el tiempo del mundo, todo el que me concedas, para poder volver a mirarte a los ojos, erizar cada poro de tu piel, callar unos segundos, dar voces en silencio sobre lo mucho que deseo miles de momentos, buenos y malos, a tu lado, dejar fluir la magia, una vez más, y volver a repetirte que, volver a susurrarte que; te amo.
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