no me preguntes el por que pero no me apetece. Esclava de las horas ya no miro el reloj, prefiero no ver los días del calendario sin escuchar tu voz, y cuando puedo, tampoco quiero. El sentimiento de escuchar, de oir y no alcanzar es tan frustrante... a lo mejor la distancia influye más de lo que todos creemos.
Sólo espero que mañana escriba algo que me contradiga.
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