sábado, 3 de diciembre de 2011

Sumar los días para luego restarlos!

Sumaba los días que se comía la distancia para luego restarlos y hacerle ver a la nostalgia que, en comparación, había estado más tiempo presa de sus labios que recordando sus ojos.
Ojalá hubiera podido contar las horas para ver su sonrisa o simplemente para escuchar su voz; pero los días se acumulaban como granitos de arena en un cubo.
Le echaba de menos, otra vez, y se que debería de estar acostumbrada pero, cuando te sabes perfectamente la posición de los lunares sobre su piel, cuando sin ningún problema podrías contar, con los ojos cerrados, los pliegues de sus labios, cuando tu corazón bombea a contratiempo; es casi imposible acostumbrarse a esta melancolía.
Dices que quieres verme sonreír pero para eso debes estar a mi lado, meter en una cajita todas las horas muertas que nos impiden rozarnos y tirar la llave al mar. 
Post scriptum: hoy es uno de esos días que me apetecía escribir, no sabes cuanto, pero tu ausencia  me priva de ello. Fíjate si dependo de ti, que hasta mis letras se atascan por las yemas de mis dedos si no siento tu aliento en mi nuca.
Sabes? Odio que me rompan los esquemas, pero, lo odio más si en alguno de ellos aparecías tu. 
Y ahora que estas removiendo cajas, me gustaría que me trajeras unos taquitos de queso por 4,90.
 Te quiero  cielo, te quiero.

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