Y decidimos detener el tiempo entre mis medias tiradas en el suelo, a jugar a ahogar la distancia entre tu hebilla y mi pantalón. Y sí, frecuentaba más de lo que debía tus caderas y ya me sabía de memoria todos los puntos cardinales de tu espalda.
Era nuestra juego, a ver quien conseguía erizar antes el vello del otro, a ver quien era capaz de hacer estremecer con tan solo una caricia, a ver quien amaba más fuerte!
Y me daba cuenta que yo no podía vivir sin el contacto de tu piel en mi cintura, que me encantaba hacerte sonreír a poca luz, y si, estaba totalmente prendada de ti y sólo contigo llegaba a surcar el cielo entre mil mares de sabanas.
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