viernes, 30 de diciembre de 2011

Y yo caería una y otra y otra vez.

Debería de haber sido consciente de esto, de saber donde se metía. Nadie le advirtió, nadie le dijo que esto la rompería frenéticamente en doscientos mil pedazos. Nadie le prometió que sería fácil, cierto, pero nadie le dijo lo contrario.
Decían que era perfecto, único, y de echo, no les faltaba razón, pero para mí, toda esa perfección se volvía efímera al darme la vuelta y no verte allí.
Nadie dijo que fuera fácil, nadie me explicó que, cuando le vería marchar se me formaría un big - bang en el interior, luchando mis ganas de dejarte ir con las de retenerte; y que ganarían las de dejarte ir, ya que jugaban con la distancia a su favor..

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