No podía sacarme la manera en que tu me tarareabas esa palabra por toda mi cintura, tampoco podía dejar de pensar en lo natural que había sonado al salir del baile de su lengua. Comparaciones. A cada instante se asomaban por las esquinas que tiene mi calle, que es toda recta, pero con demasiadas desviaciones. Hacía tus ojos, hacía los infinitos mares de segundos que hoy nos separan.
Pero había sido nuestra palabra, nuestra palabra que sin querer significaba demasiado, mucho, pero amor, cariño. Ya sabes de lo que te hablo. Quizás nunca había sido nuestra y decidimos robársela al destino, quizás la atesoramos demasiad entre nuestros dedos. Quizás la guardamos al fondo de esa botella de recuerdos que hoy se encuentra rota entre mis pies.
Da igual, fuera de quien fuera esa palabra, nosotros la hicimos grande a nuestro lado, tanto, que llego a comernos y por eso hoy estamos engullidos por los vocablos que nos narrábamos cada noche antes de revolver la almohada, de deshacer los miedos con ácido sulfúrico, antes de hacernos el amor en todo el tiempo que duran las estrellas.
Y verás, tengo en mi mano un papel con esa palabra, escrita en rojo, en mayúscula, y al lado de ella, entre paréntesis pone nuestra, no se que pareja se refiere ese posesivo pero yo voy a creer que es a la que un día, cuando todo el huracán pase, seremos tu y yo.
Lo duro del huracán es que siempre deja secuelas.
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