¿Sabes esos momentos en los que dejas el móvil a un lado de la mesa y hasta pasada medio hora no lo miras? ¿Sabes que momento te digo? Sí hombre, justo el momento en el que recibo tu mensaje y se me rompen las costuras que he creado para sanar cualquier herida.
De repente, te leo, como si nunca antes lo hubiera echo y tus palabras me sorprendieran por primera vez. Usas el tren, los pasajeros que suben y bajan como yo un día dije, y créeme, siento que para ti, aunque no quieras verlo, soy una daga en movimiento sobre tu piel, sobre tu pecho.
Tus letras hablan de recuerdos, de palabras, de promesas que como siempre dije y no cumplí (perdón por mencionarlas, perdón por prometerlas) tengo la maldita costumbre de prometer cuando algo me hace feliz. Tus palabras hablan del pasado y se bien que desearías que narraran el presente, incluso el futuro, solouno para dos caminos, pero sabes que yo esta vez no puedo..
La verdad es que me sorprendes, llegué a pensar que tu tren se había quedado sin fuelle, y la verdad, no me hubiera extrañado, yo tampoco te daba motivos para que siguieras por las vías que llevan hacía mi. Pero de repente, cuando tienes el móvil a un lado de la mesa y pasas media hora sin mirarlo aparece tu mensaje dejándome sin palabras, doliéndome porque se que te hago daño, sintiéndome una perfecta droga que tras consumirla, mata levemente. Y lo siento, y siento más tener que escribirlo, por que no soy capaz de mirarte y decírtelo mientras tus ojos escurren palabras rotas, siempre mis palabras, recuerdos, sentimientos... Yo, aun siendo hielo, me derrito, y no puedo ver como tu lo haces, las lágrimas siempre, siempre, me han superado.
La verdad es que no se ni como terminar esto.. No se como decirte que dejes de llegar a mi estación, mis paginas siempre llevan al final, no avanzo y lo que tengo claro es que no te anclaré conmigo. Gracias por todo, es que no tengo otra palabra que decirte, gracias crosa, gracias.
Pd. No te hagas más daño, prometemelo.
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