domingo, 3 de febrero de 2013

Los recuerdos me guiaron.

Voy a intentar dejarte atrás o  cambiar los recuerdos de sitio. Debo dejar de pasar tantas veces por tu calle, diciéndome a mi, que tan solo lo hago porque es el único camino que conozco para llegar al final de todo esto. Debo dejar de fijarme en si las luces de tu comedor están encendidas y, si por casualidad, hay alguna sombra que delate tu figura y mi paz. Digo que debo dejar de pensar en ti, por que así en la única manera que tengo de escribirte, de justificarme. Supongo que si digo que debería olvidarte, en el fondo, o no tan en el fondo, ya estoy hablando de tus ojos y de nuestra historia, y eso es lo que importa; hablar de ti, así jamás podrás morir.
Se que estoy arrancándome todos los puntos que un día el tiempo cosió en mis heridas. Se que estoy arrancándome también, todas las tiras de piel que llevan tu nombre, pero a este paso, voy a quedarme en los huesos. Se que estoy torturándome y debo, esta vez me exijo, parar. 

Tu quizás ya hayas dejado el vicio de mirar la luna, por eso te informo de que ayer no estaba llena del todo, supongo que le faltaba algo.

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